martes, 26 de febrero de 2008

Continúan los vientos de cambio del Vaticano.


Homilías de ocho o diez minutos y comunión en la boca, no en la mano. Estos son los principales cambios que El Vaticano quiere introducir en la celebración de las misas. Un giro que anula algunas de las disposiciones del Concilio Vaticano II.

El Vaticano quiere otro tipo de celebración de la misa. Está planificando acortar las homilías, establecer la genuflexión ante las especies eucarísticas consagradas -el pan y el vino- promover la adoración de rodillas y que la comunión se reciba en la boca (y también de rodillas).
Según el Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, recibir la comunión en la mano supone un "debilitamiento de una conducta devota frente al Santísimo".
Misas más cortas; por otro lado, Ranjith apuesta por unas homilías más cortas, de ocho o diez minutos: "una homilía tiene que ser dulce. Si no, es como un avión que intenta aterrizar pero da vueltas y vueltas sin conseguirlo. Y eso muestra que la persona que habla no la ha preparado. Cuanto más se prepara una homilía, más breve resulta".

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